"Casi siempre es complejo definir palabras que están establecidas como conceptos, afortunadamente esa es la riqueza y complejidad del lenguaje".
El ser humano muchas veces se encuentra en la vida comunicándose y comprendiendo sin necesidad de darle una explicación a lo que tiene o conoce.
Carlos Pérez Soto (investigador de ciencias sociales), en el 2008, sostuvo que no es posible definir, bajo un concepto complejo, lo que es la danza (para no decir, “arte, belleza, vida”); es más prudente apuntar hacia su campo semántico y el uso que habitualmente se le otorga a esta palabra, con qué otras nociones o actividades está relacionada de maneras más cercanas o lejanas.
“Lo importante es entenderse, saber aproximadamente de qué estamos hablando, e ir precisando por el camino de acuerdo a las necesidades del diálogo.”
Pérez propone un conjunto de criterios que permitirían acotar qué es lo que se encuentra en ese espacio central de la danza:
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Se trata de cuerpos humanos, solos o en conjunto, parciales o compuestos. (Hay dos maneras en que se puede hablar de “cuerpos parciales”. Una es la parcialidad literal del cuerpo de quien padece una amputación, o una característica que lo discapacita)
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La materia propia de lo que ocurre es el movimiento. Tal como la materia propia de la pintura es el color, o la de la música el sonido. El movimiento como tal, no las poses, ni los pasos. No aquello a lo que refiere o lo que narra.
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Hay una relación de hecho y especificable entre coreógrafo, intérprete y público. Sea ésta una relación explícita o no. Coincidan dos de estos términos, o incluso los tres, o no.
Una obra de danza es siempre una co-creación donde el espacio importante es el del intérprete, sus movimientos, dónde se envuelve, la energía, el flujo, el tiempo.
Pero aún, en rigor, no hay danza de manera efectiva hasta que el acto creativo no se completa en el espectador, que en su experiencia receptiva se conmueve y reconstruye, en él mismo, la experiencia kinésica a la que asiste.
Antiguamente, la danza se asignó como un medio educativo que formaba y reforzaba lazos sociales.
La danza necesita de cuerpos humanos en movimiento, que producen juntos la tarea de imaginar, ejercer y recrear movimientos. Y así debe ser considerada cuando se cuenta su historia de manera interna, por mucho que sus funciones sociales, o sus temáticas, vestuarios, puestas en escena o músicas incidentales la acompañen y sean para ella, en diversos grados, inseparables.
Esto aún puede parecer complicado para el entendimiento, pero es necesario realizar todas las aproximaciones posibles para encontrar una línea que guía a una concepción general sobre los términos de estudio.
Es necesario distinguir: la danza que se ejerce como arte y el baile común, que cumple socialmente otras funciones.
Por la época de los años 70, el maestro de danza era un profesor privado que visitaba la casa de los burgueses para educarlos en un ideal aristocrático. Por otro lado, el maestro de baile era el que formaba una escuela con cursos colectivos para aquellos niños que no tenían suficiente dinero para pagar un maestro en su hogar; sus enseñanzas se basaban en modales y elegancia enteramente burguesa, más democrática, sin pretensiones de nobleza.
Estas disimilitudes siguen resonando de cierta manera cuando relacionamos a la “danza” como algo de tipo artístico o de valor superior y al baile como una práctica común, que se justifica por motivos de diversión o comercio.
Cárdenas (2020) estimó que la diferencia primordial está arraigada a la disciplina con la que se desarrolla, avistando además, las formas de desenvolvimiento, quiénes son los ejecutantes y cómo hacen de ello, un estilo de vida.
Algunas personas sostienen que la danza es más exigente que el baile; no obstante, sería un total desconcierto tomarlo como una verdad absoluta pues, existen quienes se preparan y capacitan lo suficiente en diferentes tipos de bailes y rutinas. Los bailarines son artistas tan dedicados como quienes se manifiestan a través de la danza.
El baile, a diferencia de la danza (que tiene movimientos pensados para rutinas estrictamente coreográficas) inicia con pasos bases para cada ritmo musical, que pueden ser repetitivos dentro de sí mismos. El baile puede aprenderse, dependiendo de la voluntad de quien lo practique, en horas y se va perfeccionando a medida que más veces lo practicamos. Puede ser tan simple como un disfrute dentro de una actividad social o tan complejo como una preparación profesional para un concierto.
Con esto, delimitamos que para bailar (muchas veces) no se requiere de un entrenamiento técnico. Dependiendo de la capacidad del bailarín, este puede conseguir adecuarse dentro de un cuadro musical sabiendo uno o dos pasos básicos y luego improvisar basado en lo que siente y conoce.
En la danza sucede lo contrario. Todos los danzantes, de manera indispensable, deben adaptarse a los pasos y respetar cada patrón de la rutina establecida.
“El baile tiene un carácter popular y cierta libertad que permite desenvolverse solo en cierta interpretación según sus sentimientos, pudiendo adaptar su forma básica”.
Ahora surgirá el desconcierto de creer que todo el que baila es un danzante, simplemente porque la definición de baile no se adecua a la imagen que cada uno se ha creado.
Un danzante no es más que un bailarín profesional. Ni un bailarín profesional es más que un danzante. Son especialidades sutilmente semejantes, pero la separación de estos términos no tiene como centro a la persona, sino a todo un entorno, todo un universo y cuando uno se adentra en ello, comprende mejor la función que profesa.
Para la RAE, el folklore es el conjunto de costumbres, creencias, artesanías, canciones y otras cosas semejantes de carácter tradicional y popular.
Desde luego, ningún baile de campo es, para los que lo bailan, un baile folklórico.
Pérez nuevamente, califica que para que “un objeto o evento sea considerado folclórico es necesario mirarlo desde otro lugar, que no sea desde sus condiciones originales de producción”.
¿Cómo revalorizar esta cita?
Imaginemos que llegamos, por motivos turísticos, a la sierra de Perú. Nos acoge una familia en su hogar y por algún motivo de celebración o alegría pura, empiezan a divertirse con música e iniciacian bailes de jolgorio.
Para nosotros, lo que vemos es parte del concepto de folklore, pero para ellos, es naturalidad; se están expresando consustancialmente. Nosotros, los observadores, somos turistas ante ese evento.
En el caso menos lejano, puede que seamos originarios de un pueblo o ciudad y decidamos representar la tradición artística, ya sea solos o acompañados, para exponer ante el mundo, las danzas y los bailes representativos de nuestra región, localidad o pueblo.
Esta conducta, refuerza el sentido del folklore como un ejercicio de añoranza, de nostalgia, de melancolía. “Es el intento de retener, de recrear, experiencias que se van perdiendo y que se consideran valiosas”.
En la segunda mitad del siglo XX surgió una poderosa idea de fusión llamada “ballet folklórico”, creada en la Unión Soviética (años 40) por Igor Moiseyey. ¿A qué se refiere esta combinación de términos? “En que una corporalidad, esencialmente académica (ballet), es puesta al servicio de coreografías que tienen temas y motivos folklóricos fuertemente estilizados en el marco de creaciones musicales y vestuarios que tienen también el mismo carácter”.
Moiseyey logró concretar múltiples giras internacionales junto al ballet folklórico, esto terminó revelando la persistencia nostálgica campesina en los públicos urbanos masivos del siglo XX.
En consecuencia, como lo sostiene Reyes en su libro de “Flolklore y creación ballet folklórico”, una agrupación que aspire a la categoría ballet folklórico debe contemplar en su quehacer, obligatoriamente:
Fundamentación antropológica, identidad cultural, lenguaje expresivo propio (música, danza, diseños…), técnica de danza pertinente y Repertorio representativo, que posibiliten, eficientemente, la concreción de una propuesta artística, ética y estética.
Lo folklórico trae consigo la añoranza defensiva de un pasado campesino perdido o de un presente campesino en retroceso, que va desapareciendo de nuestra piel y nuestra memoria.
Es evidente que, mientras el tiempo continúa su curso, salen a flote diversas expresiones, más llamativas, menos trascendentales y más exóticas que generan curiosidad para muchos y se adhieren como parte de una cultura social moderna. Frente a esto, lo étnico es adherido como la mirada propia de un pueblo sobre sí mismo, pueblo que física o culturalmente, y sobre todo políticamente, se ve en peligro de ser alejado de sus raíces, y en el afán de “resaltarlo y mejorarlo” terminan por homogeneizarlo.
El Perú, por otro lado, es un país pluricultural que posee danzas y bailes folklóricos, la incógnita de las personas es demarcar cuál es cuál sabiendo los conceptos base que distinguen a la danza del baile.
El baile no tiene la imposición de crear una coreografía; la danza, sí.
“Dentro de la danza, la estructura consiste en un sistema específico de conocimientos de cómo las unidades mínimas de movimiento o kinemas se combinan para formar unidades mínimas de movimiento con significado o morfokinemas, las cuales a su vez se combinan para formar motivos, que al combinarse forman unidades coreográficas o coremas”- Kaeppler, 2006.
El baile, dentro de sus conceptos generales no tiene como requisito indispensable crear una estructura, de hecho, los que disfrutan de festividades, sin escenarios predeterminados y un orden evaluado, son los llamados bailadores.
El otro punto es que, a diferencia, los bailarines hacen de esta actividad, una profesión, que requiere investigación. Observan su campo de estudio y recopilan datos. Obtienen un patrón de pasos modificables que ellos valoran como “estructura” (un inicio, una expansión de energía y un final, tal como las canciones tienen un inicio, un coro y un final). De acuerdo a ello, forman una coreografía para interpretarla, solos o en masas. Esto genera que, los pasos puedan repetirse en diferentes momentos musicales y de tratarse de un baile de pareja, estos podrían adaptarse para unificarse.
La danza por su parte, comunica algo más allá que libertad, es más extensa, más holística.
Aunque muchos blog’s hablen del tondero como danza, lo cierto es que es un baile de carácter popular y posee una libre interpretación. Lo que ha sucedido es que, a lo largo de estos años, en el intento de preservar este baile, se han visto obligados a recrearlo bajo criterios académicos para poder practicarlo en concursos o espectáculos.
La competencia ha hecho del tondero, un baile estético y en el peor de los casos, rígido. Cuando los bailarines se someten a reglamentos de evaluación, intentan encajar en las múltiples perspectivas de los jurados.
¿Para qué concursamos? Los concursos siempre intentan sacar lo mejor de nosotros, de eso debería tratarse siempre, pero es conformista solo preparase físicamente. Si valoramos su significado solo por lo que conocemos de él en eventos comerciales, no comprenderemos la implicancia histórica, emocional y cultural que posee.
Cuando vemos a la gente del norte bailar tondero, vemos el goce en esencia de su cuerpo vibrando al ritmo de la música y aunque muchos estudios determinen que los pasos poseen una significación individual, no dejan de ser un disfrute sin parámetros.
El baile original ocurre entre dos personas que interactúan bajo los efectos de la algarabía, con un pañuelo en mano que habla mientras se agita en el aire.
El tondero, tiene un orden: introducción, fuga y final pero esto no hace que sea mecánico. Cuenta una historia pero no lo hace danza, lo convierte en folklore, y en uno de los géneros más importantes del Perú.
Reinventar este baile como un género de espectáculo evidentemente lo condiciona a poseer ciertas propiedades de estética y armonía (visual, musical e interpretativa). El trabajo de cultivar el tondero de esta forma, radica en sostener la esencia de la base real que posee para recrear nuevas valoraciones. Lo que se expone ante el mundo mediante un escenario, requiere estudio, preparación y aportes personales, es por ello que el tondero bailado en casa no es siempre igual al que se presenta en los eventos de música y danza; sin embargo, ambos deben mantener en cada eje, el real mensaje musical y corporal.
REFERENCIAS
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¿Cuál es la diferencia entre baile y danza? Tanto en el baile como en la danza. (2020, Enero 3). Recuperado de https://www.diferencia-entre.com/diferencia-entre-baile-y-danza/
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